La política mexicana, un bastión masculino: el caso de Cuauhtémoc Blanco

En un reciente episodio que refleja la desigualdad de género en la política mexicana, la Cámara de Diputados decidió no someter a juicio al legislador Cuauhtémoc Blanco por un intento de violación. Este hecho, ocurrido el pasado martes, pone de manifiesto que, a pesar de los esfuerzos por avanzar en la equidad de género, la seriedad en el tratamiento de las denuncias de violencia sexual sigue siendo insuficiente, incluso en los más altos niveles de gobierno.

La decisión tomada por los diputados ha generado rechazo entre muchos sectores de la sociedad, quienes ven en este acto una reafirmación del dominio masculino en el ámbito político. A pesar de las múltiples denuncias y reclamos por justicia en materia de violencia de género, las acciones concretas para sancionar a quienes cometen tales delitos son escasas. Este respaldo a Blanco, miembro del partido Morena, muestra que los discursos de empoderamiento y celebración del papel de la mujer en la política son, en muchos casos, solo eso: palabras vacías.

El caso no es aislado, sino que refleja una cultura política que, lamentablemente, minimiza las quejas de las mujeres y resta seriedad a una problemática que afecta a miles. Las celebraciones del poder femenino parecen ser más un eslogan que una realidad tangible cuando se encuentran con la fuerza del patriarcado que sigue presente en las estructuras del poder.

Frente a estas circunstancias, es necesario un llamado a la reflexión sobre lo que significa la justicia y la equidad en un país donde el machismo aún prevalece. Los actores políticos deben recordar que sus decisiones pueden afectar no solo su imagen, sino el bienestar y la seguridad de muchas mujeres que buscan un trato justo y equitativo. Como comunidad, es imperativo exigir una respuesta clara y decidida contra la violencia de género, y, en este contexto, que figuras como Cuauhtémoc Blanco respondan ante la justicia, como cualquier ciudadano.

La política en México necesita evolucionar y dejar atrás los viejos paradigmas que han permitido la impunidad.