La supervivencia letal de una bacteria milenaria
Un equipo internacional de científicos, liderado por el microbiólogo español Guillem Mas Fiol, ha revelado un descubrimiento asombroso sobre una antigua bacteria que ha azotado a la humanidad en tres pandemias históricas. La investigación demuestra que este microorganismo, responsable de la plaga de Justiniano en 541, la peste negra en 1346 y la tercera pandemia de peste en 1855, logró sobrevivir y matar a millones al atenuar su virulencia de forma estratégica.
Las tres oleadas pandémicas dejan claro el impacto que tuvo esta bacteria en la historia de la humanidad. La plaga de Justiniano, que se desató en el corazón del Imperio Romano, causó miles de muertes diarias, resultando en la muerte de hasta 50 millones de personas. Posteriormente, la peste negra, que surgió en 1346, se llevó consigo un tercio de la población europea. Finalmente, la tercera pandemia de peste, que comenzó en 1855, se propagó desde la ciudad china de Yunnan y cobró la vida de aproximadamente 12 millones de personas.
El estudio reciente pone de manifiesto que, a lo largo de los siglos, la bacteria modificó un único gen que le permitió reducir su virulencia, lo que le facilitó infectar a más personas y garantizar su supervivencia en medio de las adversidades. Esta adaptación sorprendente podría explicar cómo, pese a que han transcurrido cientos de años desde su última gran epidemia, el germen continúa representando una amenaza para la salud pública mundial.
El microbiólogo Guillem Mas Fiol, cuyo trabajo en el Instituto Pasteur ha sido crucial para este hallazgo, destaca que el conocimiento sobre la evolución de estos patógenos es fundamental para entender su historia y encontrar formas de controlar futuras infecciones.
Este descubrimiento resalta la importancia de la investigación científica en el campo de la microbiología y la salud pública. Con epidemias y pandemias que aún afectan a la sociedad contemporánea, es vital recordar que el estudio de los patógenos históricos nos ofrece lecciones valiosas sobre la lucha contra las enfermedades infecciosas.
Como dijo Mas Fiol: “Comprender cómo estas bacterias han logrado persistir a lo largo del tiempo es esencial para enfrentar desafíos futuros”. La reflexión que queda es clara: la historia de la humanidad y sus enfermedades está más interconectada de lo que pensamos, y el conocimiento científico es nuestra mejor arma para combatir estas amenazas latentes.
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